Hoy desperté y el dolor de mi pecho no se sentía tan intenso como los otros días, no creo que la herida este sanando tan rápido, el recordar ciertos momentos todavía me provoca punzadas muy dolorosas y trato de respirar tomar todo el aire que puedo y levantar mi cabeza al cielo. Mirar y respirar es todo lo que hago para tratar de atizar la braza en la que se convirtió el fuego de mi corazón.
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